Contra los gobiernos
No tiene nada que ver un rapero condenado a una pena de nueve meses por "enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona y a instituciones estatales", en un sistema innegablemente democrático y tan imperfecto –como cualquier democracia, como es el caso Pablo Hasél en España, con lo que significa volver a oír el rugido–, por el momento aún parcial –de las masas por las calles que al unísono exigen: "monarquía fuera"–. Pero, contrario al caso español, el 6 de enero del presente año, lo que los insurrectos guiados –directa o indirectamente– por Trump buscaban era regresarle el trono de la Casa Blanca a su líder
